lunes, 24 de septiembre de 2018

CÓMO LA CUEVA DE ALTAMIRA FUE DESCUBIERTA POR UNA NIÑA DE 8 AÑOS

Las pinturas rupestres de la Cueva de Altamira. CARLOS GARCÍA  EL MUNDO


Fue la curiosidad infantil la que la llevó a María hasta los bisontes escondidos en la Cueva de Altamira. Con solo ocho años, descubrió las valiosas pinturas rupestres cuando acompañaba a su padre, el paleontólogo Marcelino Sanz de Sautuola. De eso hace 150 años hoy, y por este motivo Google nos sorprende este 24 de septiembre con un doodle dedicado a la Cueva de Altamira, la joya rupestre del Paleolítico en la Península Ibérica.

La cavidad, considerada la Capilla Sixtina del arte cuaternario, se halla en la localidad Santillana del Mar (Cantabria), a tan solo dos kilómetros de su núcleo urbano. Nuestros antecesores vivieron en ella hasta hace 13.000 años, cuando un derrumbe selló su entrada.

Su descubrimiento data de 1875 a cargo de Sanz de Sautuola, aficionado a la paleontología que, sin embargo, conocía de su existencia varios años antes (no lo que había realmente en su interior).

Un cazador le había dado la pista, pero el hallazgo de cuevas era algo frecuente en aquel entorno y Sanz de Sautuola retrasó su exploración. A priori, nada hacía sospechar que algo excepcional albergaban sus paredes.

La anécdota del descubrimiento es que fue la hija del paleontólogo de ocho años de edad, María, quien admiró por primera vez en la Historia la belleza de sus famosos bisontes policromados al llegar antes que él.

Mientras Marcelino Sanz de Sautuola permanecía en la boca de la cueva, la pequeña María se adentró en ella hasta llegar a una sala lateral en la que vio las pinturas. Entonces, corrió a avisar a su padre, que quedó realmente sorprendido.

 

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